Puri Pérez. Hace unos días, tuvo lugar el festival de cine de Málaga. En él, se presentó el documental llamado Un Millón de hostias del director David Moncasi, una persona que ha demostrado una sensibilidad y una humanidad, como la que refleja en este documental. Es un “emotivo retrato humano y social” que muestra la Cuba actual desde los ojos de 13 monjas de clausura, personas sencillas y felices, que se dedican a la elaboración de las obleas y las reparten por más de 30 parroquias de toda la isla.Estas hermanas del convento llevan más de 35 años fabricando las hostias, gracias a un acuerdo con el gobierno para que les facilite la harina, puesto que ellas también sufren la cartilla de abastecimiento.En el interior del convento hay vida, se respira serenidad, humildad y respeto.Pero también hay otras historias entrelazadas, que nos muestran la realidad del pueblo cubano. Un pueblo que no pierde la alegría, pero está cansado, reprimido, donde el cambio si alguna vez llega, va a paso muy lento.Y como dice la canción de Gloria Estefan: mi tierra dorada, que no veo desde niña, quiero mi Cuba libre. Esa isla del Caribe de aguas turquesas, de gente humilde y acogedora, que lleva el son montuno, por sus venas.
Este documental nos brinda la mezcla de sentimientos, de los protagonistas, la pobreza y la religiosidad de los cubanos. Un Millón de Hostias, y un millón de abrazos para ese pueblo impasible, que ansia la libertad y el cambio.