Carmen Domínguez. De un tiempo a esta parte, circula urbi et orbi, por estos nuestros andurriales un joven, con una incontinencia verbal desarbolada.Este arrogante joven con una altanera determinación, tiene en jaque a las instituciones del Estado y hasta a la mismísima casa Real.
Aturdidos por su audaz arrojo, nos preguntamos de donde ha surgido semejante pillo, con un desparpajo y desfachatez verdaderamente intrépida.Corretea por nuestros lares, (léase medios de comunicación escritos, audiovisuales y electrónicos) cual hidalgo para acabar con el despiporre y los desaguisados de nuestra maltrecha sociedad. Nos tiene atónitos con su pintoresca locuacidad.
Este truhan tiene alborotada todas las altas esferas de nuestro país. Se rumorea que el verdadero nombre de este pintoresco personaje es Francisco y que lo de pequeño Nicolás es el apodo con el que le has bautizado la prensa, por lo de su desbordante juventud, pues apena tiene 20 años.
Ahora tendríamos que preguntarnos si preferimos reírnos a mandíbula batiente, o aceptar con resignación cristiana que tunantes como este se infiltre en nuestro Gobierno con una provocadora audacia, que llega a confundirnos. Con su contundente verborrea, y tan campante afirma ser un agente del CNI, haber colaborado con la presidencia y mil otras fechorías, siempre con el beneplácito de los gobernantes.
Este pipiolo puede que fantasee, pero hay algo de una verdad incomprensible para el común de los mortales de todo lo que nos cuenta sin inmutarse. Por el momento lleva por la calle de la amargura, por lo menos al Gobierno, ya que al resto de la población, barrunta que en todo este pitorreo hay algo para desternillarse de risa, y al mismo tiempo temer la incompetencia del nuestro actual Gobierno, ya que un granujilla de tres al cuarto los tiene en estado catatónico, por eso se afanan en desmentir todas sus rocambolescas hazañas. Esperemos a ver como acaban las hazañas de este díscolo muchacho y que consecuencia nos trae.
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