Puri Pérez. Fue en una visita a la biblioteca mientras me perdía entre pasillos y estanterías,repasando títulos y libros , descubrí uno que llamó mi atención lleva por nombre París era Misia, de Isabel Margarit. Hablar de Misia es hacerlo de los grandes hombres y mujeres que la rodearon.
Misia nació en San Petesburgo, el 30 de marzo de 1872 y murió en París en octubre de 1950. Misia era la musa por excelencia y brilló con luz propia. Era culta, inteligente, muy intuitiva, camaleónica, frívola, bohemia, sensual, tenía una sensibilidad artística desbordante y un don especial para la música, concretamente, para el piano. Lo tenía todo para convertirse en una gran concertista de piano. De hecho, con tan solo nueve años da su primer concierto, pero las circunstancias la llevaron por los caminos del arte convirtiéndose en una importante mecenas.El mismo Marcel Proust dijo: ella era en sí misma un monumento.
Era amiga de pintores, de escritores y poetas, como Toulouse Lautrec, Mallarmé, Bonnard, Renoir, Vuillard y el mismo Picasso,que, todos rendidos a sus pies, la inmortalizaron en sus obras. También fue intima amiga de Coco Chanel .Eran los tiempos de la Belle Époque, cuando París era un escenario de lujo, de placer, de la vida bohemia , sus calles , cafés, teatros bullían de día y de noche y en ellos buscaban refugio los artistas.La ciudad era hospitalaria y ávida de creadores, olía a vanguardia y atrevimiento. Pero también es cierto que, en aquella época el foso social abierto entre la burguesía y la clase humilde con trabajos precarios y mucha pobreza en los hogares, provocó que el pueblo se revelase y denunciase el derroche y la malversación. Esa fue sin duda la cara amarga de la Belle Époque.En aquel entonces Misia reinaba en París. Era reclamada en estrenos, fiestas, recepciones.
Aunque tuvo una vida llena de viajes, de fiestas y de lujo, su vida amorosa era caótica. Tuvo tres maridos, el último el gran pintor catalán Josep María Sert, hijo de una acaudalada familia de la burguesía barcelonesa. Su amor por él la llevó a su destrucción. Cuando el muere, Misia se hunde. Su adicción a la morfina acabará con el mito y la musa de París.
La de Misia es una biografía apasionante y llena de vida, que te transporta a las calles de Monmartre, Monpernase, y te hace revisitar los cafés-cabarets de la época, como Le Chat Noir y El Moulin Rouge que convierten al París de las luces en esa ciudad gris y libertina.