Virginia iba por la vera del rio, acompañada por su siete perros. Se giró para llamarlos, y horror se hábian vuelto gigantes. No se inmuto vio un arbol solitario, y sin saber porqué, quizás, respondiendo a un impulso se subió a él. Estando arriba se sento en una gran rama y se puso a mirar para abajo cual no fue su sorpresa al ver que por aquel valle estaban paseando todos los personages del Pulgarcito, si aquel tebeo que ella leia de niña. Entonces sintió como se le abrian mucho los ojos. Miró a su alrededor y estaba en su amaca. Había sido un sueño.!
Carmen Domínguez