Ir de compras por el barrio es bastante cansado, por el desnivel tan alto que tenemos. Cuando vamos de tiendas al mercado de Llobregós, vas muy cargada y a la vuelta todo es subida. Hay que coger el autobús, el 87, que pasa cada cuarto de hora y a veces más en días laborables; los sábados y festivos pasa cada media hora. Cuando llegas a la parada viene lleno; hay que dejarlo pasar y esperar que llegue otro, y a entrar como puedes, ir como
sardinas, sufrir los empujones y con el carro lleno! Y cuando llegas a casa, la comida recalentada, sobretodo el pescado, en verano, llega todo descongelado.
P. G.