Hace unos 25 años, para una madre, encontrar un parque en el barrio ya era difícil. Los niños jugaban en los descampados de las calles y en el parque de las palmeras. Teníamos el inconveniente que veíamos jeringuillas usadas en la parte de atrás que hoy en día ya no existe. Sus juegos eran la pelota, las gomas, los monopatines.
Ahora las cosas han cambiado y lo que vemos son excrementos de perros en las aceras. En algunos de los parques que se han hecho nuevos hay pipí can. También hay espacios con una vallita y juegos de madera y arena para los más pequeños. Afortunadamente ahora los parques los hacen pensando más en los niños.
CONXA CARVAJAL