El caso más sonado es el del “Palau de la Música”. Me niego a decir el nombre de sus tristemente famosos protagonistas. No se merecen que sus nombres estén cerca de tan digna institución.
Es importante resaltar que el cómplice, como le llaman los medios, para proteger “el bon nom del Palau” un bello día decidió despedir una de las a la ascensoristas del la casa con la excusa de que hablaba catalán con un fuerte acento extranjero. Abusando de su autoridad, como era habitual en él. Con una carta aceptando la improcedencia del despido y una mísera indemnización procedió a su cobarde actuación. Hizo esto porque sabía que la persona que fue despedida no podía rebelarse porque su marido trabajaba en la empresa y no podía arriesgarse a que hubiese represalias sobre su conjugue.
Esta era la manera de actuar del numero dos del Palau. Me pregunto quien preservó más “El bon nom del Palau” quien hablaba Catalan con acento extranjero o quien ha robado y vejado el nombre de la institució
Carmen Domínguez