Berta Riesco
Hace algunos años que nos empezaron a invadir las nuevas tecnologías. Se implantaron muy de prisa y entre otras cosas debían hacernos la vida más fácil, cómoda y placentera. Pero aunque algunas sí nos han ayudado como todos los electrodomésticos, otras, en muchos casos, han sido una adicción, como Internet (en su vertiente juegos, chat, páginas del sexo y redes sociales). Todo esto si no se sabe dosificar puede ser peor que una droga. De hecho está causando bastantes trastornos en una parte de la sociedad y más duramente en algún@s jóvenes.
Los ordenadores son una eficaz y rápida herramienta de trabajo, tanto en programas de trabajo establecidos como en la creación de cosas nuevas y/o buscar documentación en Internet. Se puede sacar mucho provecho si se utilizan con eficiencia e inteligencia. No en vano son utilizados por personas de todas las edades y estamentos de la sociedad, cada vez con más asiduidad y más desde que a través del Wifi se accede sin conexión de red, o sea con portátiles. Los electrodomésticos, en todas sus vertientes nos son de gran utilidad en las tareas domésticas y nos simplifican el trabajo.
Pero, la realidad es que ese tiempo que hemos ganado con los electrodomésticos y la alta tecnología, las mujeres no lo hemos sabido aprovechar para dárselo a la diversión y al ocio. Hemos seguido envueltas en trabajos de todo tipo, en otros menesteres pero nunca en beneficio propio. Y digo las mujeres porque aún con la tan traída y llevada ley de igualdad, todavía somos nosotras las que seguimos llevando el peso de la casa, aunque tengamos puestos de responsabilidad en la sociedad, trabajando y con los hijos.
Es hora de que, aprovechando la creciente revolución tecnológica, las mujeres hagamos cosas por nosotras, como distraernos, practicar hobbies de todo tipo, hacer actividades que nos gusten y llenen nuestra vida, en una palabra, poder disfrutar del tiempo libre, ese que no hemos sabido aprovechar y hacerlo en nuestro propio beneficio y de nuestras familias.