Carmen Domínguez. Hace unos días leyendo al Sr. Josep María Espinás , me llamó la atención el tema de su sección “Pequeño Observatorio” del Periódico de Catalunya. Nuestro admirado escritor leyó en un diario de Madrid una curiosa noticia que se está produciendo en Valencia. Se relaciona con unos cursos de formación que se están publicitando en la Capital del Turia. Se trata de trabajar en una profesión sorprendente. El anuncio ofrece diplomatura en “prostitución“.
Se me antoja que la crisis agudiza el ingenio para ganarse la vida, y naturalmente los 100 € que cuesta el cursillo, siempre según los panfletos repartidos por las calles, ayudará a los monitores de tan curiosa iniciativa, a capear la falta de labor. Los temas de esta asombrosa Formación Profesional, son los habituales del oficio, más como estamos en pleno siglo XXI, se han actualizado con estudios sobre la legislación vigente y análisis económico sobre las posibilidades actuales de trabajo.
Barrunto que en un futuro no muy lejano las aspirantes a tan antigua profesión tendrán que someterse a duras pruebas para poder aprobar oposiciones a Chicas que Fuman, como decían nuestras abuelas. Si osan trabajar sin titulo serán debidamente multadas por intrusismo profesional.
Imagino al guardia urbano de turno acercándose a una de estas profesionales parada en alguna esquina y preguntarle: Srta, ¿me puede usted mostrar su diploma? ¿Sabe usted que algunas leyes han cambiado últimamente y tendrá que volver a la academia para reciclarse? La próxima semana cuando pase por aquí quiero ver su certificado debidamente actualizado, para poder seguir ejerciendo.
Esta esperpéntica escena, tal y como esta nuestra codiciosa sociedad, nunca sabremos si se hará realidad, y hasta puede que también tengan la obligación de cotizar en la Bolsa de Valores. Todo sea por el desmesurado afán de lucro.