Carmen Domínguez. Bond, My name is James Bond ! Así empezaban todas las películas del 007 durante la segunda mitad del siglo XX.
– Jefe, El Super nos está llamando por el zapatofone, para que en segundos nos presentemos en las oficinas de la T.I.A.! Así comienzan las historietas de Mortadelo y Filemón. ¿Y como empiezan las andanadas de los Agentes Secretos, en la realidad, de este mundo nuestro, de hoy en dia? Para decir la verdad mucho más chapuceramente que nuestros agentes de novela.
En primer lugar: de secreto nada, ya que en cuestión de minutos, el mundo entero se entera de sus pesquisas, supuestamente ultra escondidas. En segundo lugar: estos oficiales no tienen ni de lejos, el glamour de los de ficción. Son anónimos y enchusfistas funcionarios además de conspiradores ineficaces. En tercer lugar: no husmean las idas y venidas de abominables y execrables delincuentes, la mayoría de ellos de guante blanco (como sabemos todos), sino que se ensañan urbi e orbe con los más desvalidos.En cuarto lugar: sus intrigas en vez de salvar a la humanidad, la abogan a la más alevosa de las injusticias. En quinto lugar: los desconocidos empleados que están detrás del teclado de un super ordenador, en realidad, no son culpables de las acciones que cometen, sino simples peones de rufianes ávidos de poder y fortuna, a costa del común de los mortales que trabajan y crean riqueza, para que estos truhanes se apoderen de ella.
Y en sexto y último lugar:¿ no os parece que James Bond y Mortadelo y Filemón son muchos más eficaces y útiles que todos estos desalmados y corruptos que nos esquilman? Ya que nuestros ficticios espías, por lo menos, siempre vencían a los malos, nos hacían soñar y reir, mientras que estos “reales” nos hacen llorar y sufrir.