Puri Pérez.Repasando la prensa siempre encuentras algo o alguien que te hace pensar y te da juego para escribir estas líneas.
Las mujeres igual que los hombres tenemos opiniones y actitudes muy diferentes tanto en lo político como en lo ideológico. Las mujeres se han visto a lo largo de la historia sometidas a las exigencias que se derivan de una sociedad patriarcal, han tenido que luchar por una sociedad justa, con igualdad de oportunidades, con derecho a la libertad de expresión, al respeto. Esta lucha no se acaba nunca porque la sociedad patriarcal sigue estando muy presente. Aún queda mucho trabajo por hacer, en muchos países la mujer sigue siendo objeto de dominación.
Hay muchas mujeres valientes, con coraje que luchan por una sociedad mejor, criticando, reivindicando y denunciando.Es el caso de estas tres mujeres que quizás todas conozcáis.
Ana Garrido, técnica del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, su único “delito” fue poner luz a la corrupción del caso Gürtel.
Itziar González, una concejala incomoda de Ciutat Vella, su único “delito” decir no a la corrupción, a la especulación que había y que supongo que sigue habiéndo en Ciutat Vella un barrio muy atractivo para la gente sin escrúpulos.
Ada Colau, una activista social una de las fundadoras de la plataforma de afectados por la hipoteca y su persistente lucha por un derecho reconocido a una vivienda digna.
Todas ellas recibieron amenazas, todo tipo de presiones, injurias, calumnias, amenazas en redes sociales incluso amenazas de muerte, todo, porque por ética y moral se atreven a denunciar públicamente las tramas de corrupción.El coste de todo esto es brutal, tanto para ellas como para la familia , sicológicamente las deja hundidas porque el sistema favorece la corrupción y no protege a las personas que como ellas dijeron no. Basta ya!
Quiero mirarme al espejo cada mañana y ver una persona honesta con sus principios y con el pueblo para quien trabaja. Contra la corrupción tolerancia cero. Si quieren oír la entrevista que le hicieron a estas tres mujeres con coraje en la cadena Ser en a vivir que son dos días, pone los pelos de punta.¿En qué manos estamos? ¿Hasta dónde puede llegar la codicia?