Puri Pérez.Es curioso, pero a veces cuando lees algún libro hay siempre algún fragmento que lo relacionas con hechos de tu vida. También hay una música o una canción que cuando eres niña y la escuchas por primera vez, te acompañará siempre, mientras vivas, además tú mismo te encargas con el paso de los años de ir recordándolas, como si no quisieras desprenderte de ellas. Ya forman parte de ti.
Cuando era niña, y mis hermanas ya eran adolescentes, eran los años 60 y escuchaban la música moderna de esa época, la francesa, y la italiana. A mí me encantaba y despertaba en mí una sensación extraña y agradable. Desde ese momento creo que me convertí en una romántica, que hoy por hoy perdura.
Pero tampoco puedo negar que por aquella época en la radio también se escuchaba continuamente mucha copla, que las mujeres cuando limpiaban, cocinaban, cuando cosían, siempre canturreaban: “La Zarzamora”, “Suspiros de España”, “el Emigrante”, “Soy minero”, y seguro que muchos de ustedes recuerdan alguna más. Así que cuando algún día las escucho de nuevo, hago un retroceso al pasado y con una simple mirada veo el pequeño aparato de radio (Telefunken) colocado en una repisa y todos reunidos alrededor de la luz del quinqué o del candil.
Estas melodías han formado parte de la historia de este país, un país que poco a poco iba curando las heridas del pasado.