Puri Pérez. Cada mañana para ir a trabajar me desplazo en metro .Cuando paso por el pasillo, siempre me fijo en el músico que hay ese día , unas veces hay un chico que canta bajito y suave, canciones en catalán , al pasar por su lado siempre me regala una sonrisa, y yo le regalo una moneda. Otras veces hay una señora de unos sesenta años, lleva el cabello muy corto y todo gris, también canta en catalán, tiene una voz preciosa, serena, dulce, siempre intercambiamos miradas de agradecimiento y complicidad. Pero no todos los viajeros se detienen, la mayoría pasan sin mirar al músico, van deprisa cabizbajos sin apenas ver ni oír al músico ni a su música.
Para poder tocar en el metro y tener un espacio, estos artistas tienen que pasar una prueba o un pequeño examen delante de un jurado, y si lo aprueban obtienen una licencia y les asignan un lugar en el metro. Estos músicos están asociados se llama Asociación de músicos de calle (Amuc), su actividad es legal y autorizada por el ayuntamiento, incluso una vez al año celebran un festival de música en el metro.
Así que amigos pasajeros, no es fácil la vida de estos artistas del subsuelo, cada uno con su vida con su historia, unos de aquí, otros de allá, pero todos con un fin común, la música.
Desde aquí agradecer a todos ellos que con sus ritmos, nuestros trayectos sean más alegres y amenos. De modo que cuando paséis delante de un músico, al menos prestar unos segundos de atención. Ellos te regalarán, una melodía, y una mirada de ilusión en el subsuelo.