Puri Pérez. El último domingo de Agosto, leí en el País un artículo de Pérez Reverte, en él hablaba de Marisol, cantante y actriz que triunfaba en la década de los 60. Al leerlo me ha trasportado a mi infancia, a los vestidos cortos, a los calcetines blancos de croché, al juego en las calles, a las muñecas recortables, un montón de sensaciones que en mi pecho se agitaban.
Marisol era para mí un rayo de luz, era mi ídolo, quería ser como ella, me peinaba como ella, incluso los vestidos eran muy parecidos. Tal era mi admiración que le escribía cartas, pero no sabía su dirección y solo escribía en el sobre para Marisol y mi dirección, por si ella me contestaba, madre mía que ilusa.
También tenía un álbum de cromos y me pasaba las horas contemplándolo y ordenándolo.
Veía sus películas y me sabía sus canciones. Ahora cuando pasan por televisión alguna película de ella se me escapa la sonrisa pensando en mi niñez.
Marisol, Pepa Flores, fue en su época un personaje muy mediático, pero supo retirarse a tiempo guardando su vida privada y manteniendo su dignidad. Le han ofrecido mucho dinero por salir en los medios, pero ella se niega y sigue manteniéndose al margen de la prensa carroñera, solo desea seguir con la vida sencilla que lleva al lado de lo que verdaderamente le importa, la familia, su ciudad Málaga y el mar.