Puri Pérez. Recuerdo en mis tiempos escolares cuando te portabas mal en clase la monja te castigaba en un rincón de la clase de cara a la pared, y allí quieta pensaba y reflexionaba, era un castigo absurdo.
Ahora muchos años después tengo un rincón, no de castigo claro, si no un espacio donde leo, escribo, pienso, escucho música o simplemente aburro el tiempo.
Mi rincón favorito es mi casa entera, es pequeña pero acogedora, pero siempre tienes ese rincón que lo haces tuyo, yo particularmente tengo dos, el primero es delante de mi ventana del comedor desde la cual veo la montaña, el Tibidabo, es realmente relajante y mágico, sobre todo esas tardes lluviosas y plomizas viendo las palomas cobijándose bajo los aleros o inmóviles en los cables de la luz.
El segundo rincón es en el sofá, allí enciendo la lamparita extiendo los pies y me pongo a leer, y como no, miro un poco la tele pero después de una jornada de trabajo cuando el cuerpo se relaja los ojos se cierran, es el mejor momento del día.
Y para terminar no quiero olvidarme del rincón del alma, el rincón del corazón donde guardamos el amor, los sueños, los secretos, las penas y alegrías este es el verdadero rincón, hermético e impenetrable.