Puri Pérez.
Llevo viviendo en mi barrio más de 40 años, las cosas del destino, estaría escrito, ¡no sé! Lo cierto es que aquí estoy. Aunque vivo cerca de la montaña y aprecio su verdor en primavera, sus tonos ocres en otoño, para mi, que soy de pueblo, de campo, no es suficiente.
Desearía tener la naturaleza más cerca, más a mano, y perderme entre trigales, entre olivos, caminar por la orilla de un río escuchando el sonido del agua, observar las formas de las piedras y ver como se desliza una hoja sobre el agua. Adoro todo eso que la naturaleza me regala, y adoro las lomas, los llanos, los valles, las vaguadas.
Mi quimera sería tener un jardín, un pedacito de tierra, plantar y ver crecer las patatas, las judías, los tomates y acelgas, además un pequeño olivo, un naranjo, un limonero, y una valla repleta de rosales amarillos para deleitar mi corazón y mi alma. Escribiendo estas líneas he notado como se agita mi pensamiento, como imagina otro lugar, otro pedacito de cielo.