Puri Pérez
El ser humano es complejo, lleno de altibajos y contrariedades, capaz de amar y odiar crear y destruir, dibujar sonrisas y borrarlas de golpe. Pero como animal racional, tiene flaquezas, sentimientos, empatía y! ¡cómo no! Locura, bastante locura.
Hace unos días alguien me preguntó que cómo me sentía o cómo me afectaba la situación que estamos viviendo.
He de decir que desde la llegada del COVID algo en mi ha cambiado, tampoco sabría explicar bien, bien como me siento. Es una extraña sensación, donde se mezcla tristeza, angustia, incertidumbre y una vida cotidiana agotadora. Me he sentido insegura, frágil, nostálgica, abandonada al paso de los días y las horas, aunque, al final, me alzo, me recompongo incluso tengo sueños y canto, bailo y doy besos y cada mañana doy gracias a la vida por los amaneceres que me regala.
Pero ahora, precisamente, con los últimos acontecimientos, siento una tremenda rabia hacia el hombre, hacia esos hombres, sí, sí, hombres, no mujeres, que son capaces de poner el mundo patas arriba, sembrando odio, destruyendo ciudades y matando a tanta gente inocente. Yo me pregunto ¿en manos de quien estamos? Ahora más que nunca sé que existe el diablo, mejor dicho, muchos diablos, toda gira hacia un lado oscuro. Poder, Control, Riqueza, ansias de dominio. De modo que en estos días tengo el corazón triste y lloro ante tantas vidas con los sueños arrancados.
Aprovecho para decir:
NO a la supremacía
NO al odio
NO a las armas
NO a la guerra. Esto seguirá siendo una utopía.