Relat de ficció a partir de l’Autòmata, d’ Edward Hopper.
Puri Pérez. Su nombre es Marta Ayala Durán. Nació en octubre de 1970, en un pueblo pequeño marinero de la Costa Brava. Según su madre, el día en que Marta nació era un día caluroso, de mar sereno y aún se veían algunos turistas disfrutando de aquellos días casi veraniegos.
Su padre, Pedro Ayala Ruiz, nació en Girona, en el seno de una familia acomodada. Siguiendo la tradición de la familia lo enviaron a estudiar medicina a Barcelona y ahora es un reconocido médico en la ciudad. Es un hombre apuesto, alto, delgado y muy moreno, con una voz sosegada, de semblante serio y fuerte personalidad. Todavía conserva amigos de la infancia, algunos médicos como él, otros escritores, y su mejor amigo, artista, bohemio que se fue a París a estudiar Bellas Artes, y que hoy en día es famoso por sus cuadros dedicados al mar, y a los pueblos de la Costa Brava.
La madre de Marta, Marina Durán, es la mayor de tres hermanos de una familia de renombre de la burguesía catalana. Estudió enfermería, y fue en el hospital donde conoció al doctor Ayala, cinco años mayor que ella. Se enamoraron y decidieron casarse. Al año ya nació su primera hija, María, una niña preciosa, que llenó de luz la casa. Ellos querían un hijo varón, pero vino una segunda niña a la que pusieron Marina como a su madre, y ya en el último intento, llegó la tercera hija, que se llamó Marta. Marina Durán dejó la enfermería para dedicarse por completo a su familia, a la educación de sus tres hijas. Nunca hubo reproches, pero jamás perdonó que su marido la obligara a dejar su trabajo como enfermera. Marina siempre ha sido una mujer elegante, educada, buena madre, prudente y sumisa, quizás por el tiempo que le tocó vivir, en que la mujer aún se dedicaba en cuerpo y alma a su familia y al hogar. Segueix llegint »